La diabetes y la pérdida de visión están estrechamente relacionadas. De hecho, la hiperglucemia es una de las enfermedades sistémicas que más pueden afectar a tu visión.
Además, la retinopatía diabética es una de las principales causas de ceguera en los países occidentales. Sin embargo, la buena noticia es que la detección y el tratamiento tempranos pueden limitar el potencial de pérdida visual.
Inicialmente, más de cuatro millones de personas conviven con la diabetes en España. Es decir, esta cifra representa, aproximadamente, al doce por ciento de la población.
Curiosamente, de ellos, tres millones son conscientes de que padecen la enfermedad. Sin embargo, el resto lo desconoce, según el estudio Di@bet.es, elaborado por la Sociedad Española de Diabetes.
Por ello, los diabéticos presentan un mayor riesgo de perder uno de los sentidos más preciados: la visión.
Sin embargo, debemos ser conscientes de que las complicaciones oculares derivadas de esta dolencia a menudo se pueden prevenir. Por ello, la detección temprana resulta, además, un factor clave.
Diabetes y complicaciones oculares
La diabetes se asocia con un grupo de problemas oculares que pueden derivar en pérdida de visión o, incluso, en la ceguera. En concreto, los diabéticos presentan un mayor riesgo de:
- Primero, retinopatía diabética, que se traduce en un daño progresivo a la retina.
- En segundo lugar, cataratas. Es decir, un oscurecimiento del cristalino del ojo que bloquea o cambia el modo en que la luz alcanza el ojo.
- En tercer lugar, glaucoma, que es un incremento de la presión del fluido en el interior del ojo. Así se provocan daños en el nervio óptico y pérdida de visión. Indudablemente, los diabéticos presentan el doble de riesgo de padecer glaucoma que el resto de las personas.
- Seguidamente, edema macular diabético. Es decir, una acumulación de líquido en la zona más sensible de la retina que causa visión borrosa en la parte central o lateral del campo visual.
- Por último, desprendimiento de la retina. En otras palabras, una de las causas más comunes de ceguera en las personas con diabetes. Esta patología, sin duda, tiene lugar cuando los vasos sanguíneos separan la retina de la parte posterior del ojo.
Síntomas más comunes que experimentan en la visión las personas con diabetes
Indudablemente, uno de los primeros síntomas de que la diabetes comienza a afectar a nuestros ojos es la visión borrosa. De hecho, los altos niveles de azúcar en sangre cambian la forma y flexibilidad del cristalino, distorsionando nuestra habilidad de enfoque.
Sin embargo, existen otras señales que deberíamos tener en cuenta son:
- Primeramente, visión doble, que se produce cuando los nervios que controlan los músculos ocular externos (músculos extraoculares) están dañados.
- Seguidamente, oscurecimiento de la visión, como consecuencia de las cataratas y la hinchazón de la retina a lo largo de varios meses.
- En tercer lugar, no ver rectas las líneas que sí lo son (por ejemplo, en la forma de los semáforos, los frisos, las escaleras, etc.).
Algunas veces, los primeros signos de diabetes se descubren durante un examen ocular.
- En cuarto lugar, moscas flotantes en el campo visual.
- También, observar un punto oscuro o vacío en el centro de la visión.
- Por otra parte, percibir sombras semejantes a cortinas, provocadas por un desprendimiento o hemorragia en la retina.
- Además, tener dolor en uno o ambos ojos, que puede ser la consecuencia de un incremento de la presión intraocular (glaucoma).
- Otra, tener visión en túnel o dificultad para ver los objetos en los extremos del campo visual.
- Por último, experimentar mala visión por la noche o con una luz ambiental tenue.
Inicialmente, un control de la enfermedad nos llevará a una prevención de las alteraciones arriba señaladas. Por ello, te recomendamos:
En primer lugar, seguir una dieta saludable y hacer ejercicio para evitar el sobrepeso.
En segundo lugar, vigilar la hipertensión.
Además, no debemos exceder los niveles normales de colesterol.
Seguidamente, deberemos dejar el tabaco y el alcohol.
Indudablemente, deberemos acudir a revisiones periódicas.
Por último, deberemos mantener un control estricto de los niveles de azúcar en sangre. Esto, lógicamente, contribuye a ralentizar la aparición y progresión de la enfermedad ocular.
Las revisiones periódicas, imprescindibles en caso de diabetes
Las revisiones periódicas resultan imprescindibles para una detección temprana de las posibles complicaciones oculares derivadas de la diabetes:
- Inicialmente, entre los 10 y los 29 años, se debe realizar un examen completo, como mínimo, entre los tres y los cinco años posteriores al diagnóstico de la diabetes y, luego, una vez al año.
- Sin embargo, los mayores de treinta años deben acudir al especialista en el momento del diagnóstico de la diabetes y, posteriormente, una vez al año.
- Por otra parte, las mujeres que deseen quedarse embarazadas, en estado pre-diabético, deben someterse a una revisión ocular antes de quedarse embarazadas y durante el primer trimestre de gestación.
- Por último, las personas diabéticas con complicaciones oculares deben examinarse con mayor frecuencia. Indudablemente, será el especialista de la visión el que pautará esta frecuencia de revisiones.
Retinopatía diabética: la prevención es la clave
Inicialmente, la retinopatía diabética se define como un daño a la retina, la capa más interna del ojo. Dicho daño es causado, lógicamente, por un inadecuado control de la glucosa durante un periodo prolongado.
En general, aunque la mayoría de las personas con diabetes tipo I y muchos pacientes con diabetes tipo II experimentarán finalmente algún grado de retinopatía, el diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado pueden detener la pérdida de visión.
En otras palabras, las personas que sufren retinopatía diabética no suelen notar cambios visuales drásticos. De hecho, esto es especialmente de notarse al inicio de su enfermedad, cuando puede ser tratable. De ahí la utilidad de las revisiones periódicas.
Cambios en la graduación en los diabéticos
Curiosamente, en las personas con diabetes, las fluctuaciones en los niveles de glucemia provocan cambios refractivos. Es decir, se producen alteraciones en las dioptrías de miopía, hipermetropía astigmatismo o presbicia, que se traducen en aumentos o disminuciones de la agudeza visual.
Precisamente, ante un episodio de hiperglucemia, el cristalino experimenta variaciones que desembocan en miopía. Por ello, el paciente tendrá dificultades para ver de lejos.
Sin embargo, al controlar rápidamente la glucemia, se produce justo el efecto contrario.
Obviamente, todos estos cambios son transitorios hasta que se alcanza la estabilización de la glucemia.
Lógicamente, estos cambios de visión y graduación de dioptrías pueden ser una señal de que la persona padece diabetes. Por otra parte, en los pacientes ya diagnosticados a menudo indican un descontrol metabólico.
Si padeces diabetes, no esperes a que tu visión se haya deteriorado para acudir a un examen ocular.
Lentes de contacto desechables solución transitoria en casos de diabetes no controlada para mejorar la visión
Indudablemente, en los periodos en los que las personas con diabetes experimentan cambios refractivos por un descontrol glucémico, resulta recomendable el uso de lentes de contacto desechables.
Obviamente, se trata de una solución cómoda, rápida y eficaz. De hecho, evita cambiar las lentes de las gafas hasta que la graduación se estabilice. Así, se consigue fácilmente que el paciente consiga la mejor visión independientemente del estado metabólico en el que se encuentre.
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